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martes, 16 de febrero de 2010

MELCHOR ALMAGRO SAN MARTIN

Paseando como tantas otras veces por los solitarios campos funerarios españoles , pues me encontré con esta  tumba dedicada a  Melchor Almagro, y la cual me llamó la atención por varias cuestiones, la primera por la columna rota, muy típica en  la iconografía funeraria masónica, y que ya he visto representada en varias y variadas versiones, muchas veces vinculada a  personajes masones.

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EN este caso además el catafalco mortuorio bajo el que está sepultado Melchor Almagro, tiene toda una llamativa estética

Pero quién era Melchor Almagro..? EN la red he encontrado esta referencia

MELCHOR ALMAGRO SAN MARTÍN
Diplomático y escritor (1882-1947)
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Almagro San Martín moría en Madrid el 12 de abril de 1947.


Los orígenes familiares del escritor, periodista, historiador y diplomático Melchor Almagro San Martín se remontan documentalmente al menos hasta mediados del siglo XVIII. Perteneciente a una acomodada y culta familia granadina, nació en Granada el 12 de abril de 1882, hijo de María del Pilar San Martín Herrero y de Melchor Almagro Díaz. Éste fue un prestigioso abogado y diputado a Cortes que falleció joven a causa de una pulmonía, dejando tres hijos huérfanos de corta edad, el mayor de los cuales, Melchor, contaba sólo once años de edad.

Desde su más temprana juventud, entró en contacto con el arte y la literatura, haciendo gala de precoces inquietudes. Así, formó parte de la Cofradía del Avellano que, liderada por Ángel Ganivet, canalizó el movimiento de renovación cultural de la ciudad de Granada entre finales de 1894 y la fecha de la muerte de su mentor, en 1898.

Melchor Almagro San Martín inició la carrera de Derecho en la Universidad de Granada, tras haber realizado los ejercicios para la obtención del grado de bachiller en junio de 1897 con la calificación de sobresaliente. En los últimos años del siglo, su familia traslada el domicilio a Madrid, por lo cual el escritor simultaneará sus estudios de Leyes entre Granada y la capital, siempre con magníficas calificaciones. En octubre de 1903 se examina exitosamente en la Facultad de Derecho de la Universidad granadina para la obtención del grado de licenciado. Más tarde, completaría sus estudios en la célebre Universidad alemana de Heidelberg, especializándose en Derecho Político.

Durante esos últimos años del siglo XIX y comienzos del XX, el escritor desarrolla en Madrid una vida social intensa, relacionándose con miembros de la aristocracia y la alta burguesía, así como con personalidades destacadas de la vida pública. En esos mismos años acostumbra a llevar un diario, donde relata lo más destacado de los sucesos cotidianos. El diario correspondiente al año 1900 le serviría al escritor para cumplir un encargo formulado, cuarenta y tres años más tarde, por la Revista de Occidente, cuyo editor le solicita el libro Biografía del 1900 (1943). 

Así pues, con ese título vería finalmente la luz una parte de su diario juvenil, donde ofrece su visión de la sociedad madrileña finisecular; visión subjetiva -aclara su autor-, pero franca y espontánea, dado que escribió esas páginas sólo para sí, como reflejo de sus días de juventud:

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En mi libro surgirá un Madrid personalísimo mío, que no aspira, naturalmente, a ser el de todos, pero sí el de muchos; siluetas de amigos y enemigos, de personajes y comparsas, cuadros de fiestas, de política, farándula y toros, de todo un poco, visto directamente por mí, que, aunque modesto aprendiz de diplomático, por relaciones de familia tuve acceso a muchos círculos de difícil entrada, y transcrito sin truco alguno literario, el Madrid novecentista, tal como era exteriormente, con el deseo de que el discreto lector, si quiere, deduzca las moralejas, sean las que fueren, de lo que relatan y cuentan mis desaliñadas memorias. Mis descripciones e inocentes juicios, escritos despreocupadamente, van a salir en sus ediciones, que son claro escaparate, abierto de par en par al público.

En ese momento de fin de siglo, Melchor Almagro alterna su vida social mundana con sus contactos con los círculos literarios, y de manera especial con el naciente movimiento modernista. 

En febrero de 1900 conoce personalmente a los integrantes de la tertulia literaria del Café de la Montaña, centrada en torno a dos grandes figuras de poderosa personalidad: Jacinto Benavente y Ramón del Valle-Inclán, con el que pronto establecerá una relación más cercana. La otra tertulia literaria que se identifica en esa sociedad del novecientos con el modernismo es la del Café de Madrid, capitalizada en torno a Pío Baroja y a Azorín. Ambas tertulias parecen sostener posiciones enfrentadas en más de un aspecto, pero comparten sin vacilación una profunda admiración por Rubén Darío. Almagro San Martín, que no adopta posiciones beligerantes en la cuestión del modernismo, compagina su armónica relación con ambos grupos, y resume así la confusión reinante acerca de una cuestión que parece estar de moda:

Ahora se habla a troche y moche del modernismo. Yo no sé a punto fijo en qué consiste. Para unos es decir pestes de los viejos autores consagrados, especialmente de Echegaray y Jacinto Octavio Picón [...].

Para otros el "modernismo" son los muebles "modern style", las cabezas de mujeres con largos cabellos, que parecen madejas de macarrones; [...] o los versos de Rubén Darío y las comedias de Benavente, la delicuescencia, los lirios, una especie de nuevo romanticismo [...].

Como se ve, en esto del modernismo reina una magnífica confusión y mescolanza de cosas buenas y malas, sublimes y ridículas, entre las que podríamos señalar como meollo serio un afán de renovación precedido de una revisión de valores.

Ese afán de renovación, que viene a unirse a una profunda revisión de valores, tendrá ocasión Almagro San Martín de ponerlo en práctica con el que será su primer libro editado, el conjunto de relatos Sombras de vida, que, con un elogioso prólogo escrito por el propio Valle-Inclán, verá la luz en Madrid en 1903. Sombras de vida se compone de catorce cuentos breves, escritos en una prosa decadente y esteticista que hace gala en todo momento de una delicada sensibilidad. Valle los definirá como "pequeños poemas, breves, alados, llenos de sentimientos".

El interés que sin duda ofrece esta obra de Melchor Almagro llevó a la Diputación de Granada a realizar una edición facsímil de la misma en 1986, para la que escribió una "Introducción" el académico Pere Gimferrer, quien califica Sombras de vida como "libro entre los más bellos y personales de la prosa modernista hispana". Su modernismo enérgico y fragante representa un tipo de escritura que -dice Gimferrer- "no tuvo, aparentemente, continuidad" en España, y que destaca por su preciosismo expresivo y por las dotes de observación de su autor, que retrata cumplidamente la sociedad española del momento.

En el año 1910 Melchor Almagro San Martín, sin abandonar sus inquietudes literarias, ingresa mediante brillante oposición en el Cuerpo Diplomático, dentro del cual ostentó importantes y variados cargos. Tras ocupar puestos en París, Viena, Bucarest, Jassy o Santafé de Bogotá, y después de una trayectoria no exenta de vicisitudes, Almagro abandonará la carrera diplomática a mediados de 1919 y pasará a dedicarse de lleno a la creación literaria y a la investigación histórica, que constituyó otra de sus grandes vocaciones.

Por otro lado, el escritor había continuado manteniendo siempre una intensa vinculación con Granada, a la que volvía con frecuencia. Así, en 1915 regresa para pronunciar en el Centro Artístico una conferencia, titulada "Renacimiento cultural de Granada", que produjo honda impresión en los círculos intelectuales de la ciudad. El interés despertado por el tema posibilitó que su texto se imprimiera ese mismo año. Hay que añadir que, dada la amplia cultura del escritor, ejerció a menudo como conferenciante, especialmente en el Ateneo de Madrid, así como en otras instituciones españolas y extranjeras.

A partir de la década de los años veinte, Almagro San Martín se encuentra, pues, definitivamente instalado en Madrid tras su periplo diplomático. A partir de ese momento aumentan sus colaboraciones con los medios de prensa: La Esfera, Blanco y negro, Ahora, Revue des Deux Mondes... Asiduamente aparece su firma en Los Lunes del Imparcial, suplemento cultural del periódico El Imparcial.

Por otro lado, continúa manteniendo una ajetreada vida social, caracterizada siempre por su talante flexible y respetuoso, en un mundo de ideología política cada vez más polarizada. De hecho, tiempo después el propio Melchor Almagro recordará cómo fue amable anfitrión, sin importarle las ideas políticas de sus invitados: "...mi casa, aquella morada llena de obras de arte y de libros, amados, donde tantas veces ofrecí liberal hospitalidad a hombres de todas las ideas, desde Fernando de los Ríos hasta José Antonio Primo de Rivera".

Pero ese texto será escrito mucho tiempo después, cuando ha pasado una guerra de por medio, que fracturó en dos al país, y que costó la vida, entre tantos otros, al hermano menor de Melchor Almagro, fusilado en Granada durante los primeros días de agosto de 1936. Pertenece al libro La Guerra Civil española, escrito como fruto de una colaboración solicitada por el periódico La Nación, de Buenos Aires, en cuya capital se instaló el escritor desde el verano de 1936.

Una vez finalizada la contienda, Melchor Almagro regresa a España, encontrando su casa devastada y desaparecidos la mayor parte de sus libros, de sus objetos de arte y de sus artículos personales: "Allí estaba todo mi trabajo de treinta años, mis obras comenzadas, los recuerdos de mi madre, la mitad de mi vida, en suma. La guerra se lo llevó por delante. ¿Por qué? Yo nunca fui beligerante. No hice mal a nadie, ni aun de palabra. Pero la guerra es así. Todo esto que me ocurre es ciertamente horroroso, pero nada en comparación al drama nacional, aunque sea una partícula de él".

Durante esos años de la posguerra, y hasta la fecha de su muerte, Almagro San Martín se consagrará de lleno al periodismo y a la literatura. Iniciará, por ejemplo, una fecunda colaboración con ABC, donde publicará decenas de artículos, varios de ella de evocación de sus años granadinos.

Además de otros trabajos menores, su marcado interés por los asuntos de carácter histórico lo llevó a publicar varios libros encuadrados en lo que se denominaba "pequeña historia", siguiendo el subgénero francés conocido como petite histoire. En la España actual se ha perdido el matiz verdadero del significado de esta expresión, que no es de "historia sin importancia" o "historia de segunda", sino "historia de la vida cotidiana". Según aclarará en un artículo el propio Almagro, "La pequeña historia es clave explicatoria de la grande, a cuya luz se discrimina a la persona del personaje, al hombre de carne, del figurón transmutado de aquél".

Centrados en la historia reciente española y, en especial, en la monarquía de los Borbones, por los que siempre sintió un especial afecto, se encuentran sus títulos: Bajo los tres últimos Borbones. Retratos, cuadros, intimidades (1945); Crónica de Alfonso XIII y su linaje (1946), con prólogo de Gregorio Marañón; Ocaso y fin de un reinado (Alfonso XIII): los Reyes en el destierro (1947); o La pequeña historia. Cincuenta años de vida española (1880-1930) (1954).

Estos dos últimos, no obstante, se publicaron se manera póstuma, puesto que el escritor falleció en Madrid el día 12 de abril de 1947. La muerte lo sorprendió cuando se hallaba en plena redacción de una obra de gran aliento narrativo y de carácter autobiográfico, Teatro del mundo. Recuerdos de mi vida[2], escrita durante sus últimos meses de vida y publicada por episodios en el periódico El Español entre abril de 1946 y abril de 1947.En esta obra, Melchor Almagro San Martín relata con un lenguaje evocador, ameno y colorido los recuerdos de su infancia granadina, a la vez que recuerda, nostálgico, los paisajes, las costumbres las sensaciones de un tiempo definitivamente ya perdido.

[1] El presente artículo constituye un breve resumen de la biografía del escritor publicada con los siguientes datos: CORREA RAMÓN, Amelina, Melchor Almagro San Martín. Noticia de una ausencia, Granada, Ficciones, 2001.
[2] La obra ha sido publicada recientemente en formato de libro; ALMAGRO SAN MARTÍN, Melchor, Teatro del mundo. Recuerdos de mi vida, ed., introducción y notas a cargo de Amelina Correa, Col. Los Libros de la Estrella, Granada, Diputación de Granada, 2001.
OBRA LITERARIA
  • Sombras de vida (1903)
  • Biografía del 1900 (1943).
  • La Guerra Civil española (1940).
  • Bajo los tres últimos Borbones. Retratos, cuadros, intimidades (1945).
  • Crónica de Alfonso XIII y su linaje (1946), con prólogo de Gregorio Marañón.
  • Teatro del mundo. Recuerdos de mi vida (1947).
  • La pequeña historia. Cincuenta años de vida española (1880-1930) (1954).

Bibliografía  sobre su persona

  • Amelina Correa, Melchor Almagro San Martín. Noticia de una ausencia, Granada, Ficciones, 2001.
  • Amelina Correa, "Melchor Almagro San Martín: datos para una biografía no escrita", en ALMAGRO SAN MARTÍN, Melchor, "Teatro del mundo. Recuerdos de mi vida", ed. de Amelina Correa, Granada, Diputación de Granada, 2001.
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Esta es su tumba y aunque reúne esa caracterización de las tumbas masónicas mi amigo e investigador insigne Francisco López Casimiro , me comenta que el nombre como posible masón se encuentra en un listado que la policía encuentra en el domicilio de Francisco  Moral, y en cuya lista aparece con el nombre simbólico de MARAT.

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Sin embargo me dice López Casimiro, que nadie lo cita como masón  ni Francoise Randouyer en su trabajos sobre los diputados masones del Sexenio democrático, ni Álvarez Rey en Fernando de los Ríos  y la masonería granadina

Quede pues este trabajo como un testimonio de como la simbología funeraria, puede ayudar también a definir a veces esas otras lagunas documentales


fotos@Victor GUERRA
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