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jueves, 17 de mayo de 2012

"El cementerio El Salvador de Rosario (Argentina) Una forma de continuar el paseo funerario español"

Estilos españoles heredados en el contexto de la inmigración

Esta historia situada en la “pampa gringa” , así tradicionalmente llamamos a ese espacio y momento histórico donde un fuerte movimiento inmigratorio proveniente de Europa pobló nuestras desoladas y extensísimas tierras, con la mirada puesta en un rápido progreso dificultado por la deficiencia demográfica.

Interesante trama tejida a fuerza de historias de vida de inmigrantes y colonizadores españoles e italianos , que trajeron el arte y la arquitectura funeraria y urbana, herencia de estilos, técnicas , usos y costumbres que la burguesía local, rosarina adaptaba ávida de progreso y con las características que dan las prácticas y el uso y disponibilidad de recursos locales..

El panteón Melitón Ibarlucea, hijo de uno de los primeros inmigrantes españoles que se registran en nuestra ciudad, da cuenta de estos indicadores que nos remontan a un pasado no tan lejano, el siglo diecinueve, donde el cementerio es un sitio para explorar lo inexplorado a la vez que en reflejo veraz del escenario inmigratorio gracias al cual la ciudad es hoy magnífica herencia de inmigrantes.

Meliton Ibarlucea_120107_Ph. Alicia Susana Ruiz_025

La ciudad y El cementerio El Salvador.

La ciudad de Rosario es una ciudad ubicada geográficamente al sur de la Provincia de Santa Fe, en la zona medular de la República Argentina.

El primer cementerio de Rosario fue un camposanto en el terreno que rodeaba la primitiva capilla de la ciudad donde hoy se encuentra la Catedral. Siguiendo un patrón que sobrevivió en casi todo el mundo cristiano hasta finales del siglo XVIII, los pobladores del Pago de los Arroyos enterraron a sus muertos dentro de la capilla. Según distintos descubrimientos arqueológicos se puede afirmar que entre 1731 y 1810, los entierros se produjeron cerca del altar, con un criterio que aún no reproduce entre los difuntos ni jerarquías, ni diferencias sociales.

Cuando Rosario se declaró ciudad, en agosto de 1852, el cementerio estaba situado sobre la  barranca del río Paraná, en la manzana comprendida hoy por las calles Corrientes, Paraguay,  Jujuy y la prolongación de calle Brown.

El Salvador se bendijo el 7 de Julio de 1856, y se erigió como un cementerio monumental por influencia de tradiciones arquitectónicas y urbanísticas europeas.

La ampliación y el proyecto de un propileo y dos pórticos neoclásicos para el ingreso del Cementerio (realizados por el arquitecto Oswald Menzell, 1889) dieron dignidad representativa a lo que en aquel momento era un paraje distante y hoy es el parque Independencia.

. A finales del siglo XIX en El Salvador se popularizó la construcción de importantes panteones familiares, de gran valor artístico y arquitectónico. La calle central, nomenclada como “calle 6” es un conglomerado de panteones que distraen la atención del caminante por su aspecto monumental y al conocedor de la  arquitectura y el arte por los estilos que denotan la intervención de artistas famosos del siglo  diecinueve. Sobre esta calle, en un sitio privilegiado está ubicado el panteón de la familia Melitón Ibarlucea.
 
Meliton Ibarlucea_120107_Ph. Alicia Susana Ruiz_004
Ficha Técnica:
PANTEON FLIAR, CLASE
1 SERIE 2 NRO 3
Están inhumados en el su esposa, MELITON IBARLUCEA, RITA ALCACER DE IBARLUCEA, hijos y demás miembros de la familia.

Este panteón, de construcción sobria reproduce la arquitectura ecléctica del momento histórico. Herencia de arquitectos europeos formados en sus lugares de origen y contratados por familias en su gran mayoría de ascendencia española o italiana.

Su plano está firmado por el arquitecto Alejandro Christophersen en el año 1897 en Buenos Aires y se desconoce la fecha de su construcción, caso muy común en nuestros cementerios.

Su estilo neoclásico, tal como lo describe el arquitecto Gustavo Fernetti quien nos asesoró), exhibe en el scutum central el nombre de la familia y su propietario, la clásica inscripción PAX en el frontis y remata con una cúpula donde puede leerse IHS que significa Jesús Salvador de hombres.

Se aprecian la simbología clásica del arte funerario local, coincidentes con la herencia de cementerios españoles como las antorchas invertidas, querubines en mármol de carrara en su interior, con facciones que distan un poco de las tradicionales, y las coronas neoclásicas que el arquitecto que hizo una lectura de éstos símbolos, nos interpreta como coronas esquineras que se repiten en las hojas de las puertas, probablemente adquiridas en forma independiente.

Y aquí es momento de hacer una reflexión: estilos arquitectónicos, eclecticismo iconográfico, materiales locales, y el sello indiscutible del academicismo francés, típico de profesionales que construían monumentos locales inspirados en Europa.

Este eclecticismo, que se puede observar en fotos de este sector del cementerio, también tiene su correspondencia en los materiales locales que se utilizaban, que eran los disponibles y tal vez no tan onerosos, y de las técnicas de construcción de ésta parte del mundo. Este escenario, nos remite nuevamente a la inmigración española , ya que los obreros eran en su mayoría españoles, italianos y pocos de otras nacionalidades, y de los arquitectos, como dijimos hacían un trabajo cuyo producto final era construcciones funerarias casi idénticas a las que podemos ver en cementerios españoles, pero con un sello local que otorga por un lado la supervivencia de las identidades de origen y por el otro, la lenta adaptación a los recursos locales, lo cual toma la construcción un sello distintivo, donde si bien se observan claramente estilos europeos, también se deja ver la técnica del trabajador, que estaba viviendo y reproduciéndose en un sentido profesional en tierras nuevas.
Este panteón tiene una particularidad que se repite en muy pocos en el cementerio. Si observamos las fotos del interior, vemos dos lozas, una de mayores dimensiones a la izquierda del observador. Estas losas nos conducen a la cripta donde descansan los ataúdes en especies de”catres” de mármol. Y se accede a ellos por medio de un ascensor, que en realidad funcionaba como un descensor donde los ataúdes eran bajados por personal del cementerio , ante la mirada dolorida de los familiares y amigos.
Estos ascensores hoy no funcionan, fueron comunes a principios del siglo veinte y finales del diecinueve y un elemento oneroso pero útil y hasta digno, ya que de ésta manera se evitaba bajar por un lugar en declive excesivo o por escaleras los féretros al interior de la cripta.
Para este caso, lamentablemente, se hallan selladas las entradas hacia el subsuelo, y la puerta que conduce al ascensor también se encuentra cerrada y sin posibilidades de momento de acceso. Estos ascensores funcionaban con un sistema de poleas que le daban al ritual funerario características propias. Ritual que hoy se reproduce en los llamados cementerios jardines, donde el ceremonial actual contempla unos “descensores” manuales hacia las sepulturas en tierra ante la mirada del cortejo que acompaña al difunto.

Con respecto al “scutum central” con el nombre de la familia, en El Salvador la tradición indica que así sea, muy pocos panteones familiares exhiben el nombre de damas, solamente aquellos en que aquella no tenía familia, y también con una trayectoria importante por detrás, en general profesionales, artistas, educadoras, como Dolores Dabat, Josefina Prelli, y algunas otras, o bien cuando el viudo le hacía erigir un panteón en homenaje a su esposa.

También es asombrosa la pulcritud del panteón, hoy en manos de personal contratado, pero en otras épocas, cuando las familias visitaban a sus muertos los domingos, como parte de la rutina, munidas de material de limpieza y criadas se las podía ver a las Sras. de la sociedad, a sus niños, y a los hombres (no abocados a ésta tarea, naturalmente), que dejaban al panteón en condiciones impecables de orden y limpieza en claro homenaje a sus difuntos.

En cuanto a la ornamentación, también están presente el clásico vitreaux policromático, antorchas de épocas desconocidas, especies de porta- macetas de épocas más recientes, lo que nos da nuevamente la idea de que al incorporar elementos posteriores a la construcción, en este caso decorativos, se iba transformando la apariencia del recinto, en un especie de eclecticismo intra-muros asimilable al ya relatado de la construcción.

Alejandro Christophersen, arte funerario y urbano.
El arquitecto Alejandro Christophersen también construyó la casa familiar de Melitón Ibarlucea, este arquitecto llegó a la Argentina en el año 1887, muy joven, rondando los veinte años ya graduado en París. Nacido en Cádiz, España, en el año 1866 y fallecido en el año 1946 en Buenos Aires, recibió una exquisita formación y esmerada educación alentada por su padre, cónsul de Noruega, Suecia y Dinamarca, quien por sus obligaciones consulares alternaba con los sectores más selectos de la sociedad rosarina.

“ Su paso por la escuela parisina tiene lugar en los años 1885 y 1886, luego de su graduación en la Escuela de Arquitectura y Escenografía de la Real Academia de Bellas Artes de Amberes. Adscripto al atelier Pascal, su aprendizaje se inscribe dentro de la línea post-gamieriana que por esos años se hace dominante en la Ecole, a la que pertenecen el mismo Pascal y otros profesionales como, por ejemplo, Paul Nenot, a los que Christophersen permanecerá vinculado “ (Cuadernos de historia nro 6) Este arquitecto tiene obras de gran envergadura también en el cementerio La Recoleta de Buenos Aires, por ejemplo el panteón de la familia del General Alvear, y sus obras pueden observarse en ésta capital exhibiendo notable exquisitez de detalles, como el edificio de La Bolsa de Comercio, El Palacio Anchorena ,El Santuario nacional Santa Rosa de Lima y tantos otros.

El panteón de la Sociedad Española de Socorros Mutuos fue diseñado y construido por A. Christhoperesen entre los años 1896 y 1898 en el actual cementerio de la Chacarita, otro cementerio de la Capital Federal, polo atractivo de turistas y conocedores.

Otro arquitecto de orígen catalán, Francisco i Simó, formado como profesional en la ciudad de Barcelona, proyectó el Club Español en la ciudad de Rosario en el año 1912, sitio obligado de los españoles que visitaban la ciudad, tal es así que nos honró con su presencia, se comenta que en dos oportunidades, la Reina Sofía y el Rey Juan Carlos de Borbón, así como Federico García Lorca, poeta y dramaturgo español.

Francisco i Simó también es autor de otra magnífica obra, La Casa de España, en Rosario, en la intersección de las calles Entre Ríos y Santa Fe donde el escudo de español está colocado estratégicamente en la parte más destacada de la fachada.

Familia Ibarlucea, una de las primeras familias españolas en Rosario
Nuestro “pater familia”, Don Melitón de Ibarlucea, fue comerciante destacado, incursionó en la vida política de Rosario, en el año 1876 fue Presidente del Consejo Ejecutor de la ciudad cargo. El cargo asimilable a Intendente Municipal autoridad ejecutiva máxima local.

Su esposa, Rita Alcácer de Ibarlucea y su hijo Juan Manuel de Ibarlucea fundaron la Villa Ibarlucea, actual comuna de Ibarlucea distante de Rosario a 12 kms y de Buenos Aires 316 kms.

Melitón, fue también hijo de uno de los primeros españoles en Rosario, Joaquín Deogracias de Ibarlucea que se destacó en su vida pública local.

Joaquín Deogracias de Ibarlucea (Iberlucea),español, nacido en Castro Urdiales el 23 de marzo de 1791 fue uno de los vecinos que firmó, el 21de diciembre de 1823, la solicitud al Gobierno pidiendo declarar Villa a Rosario, hasta entonces un solar, y designar patrona a la Virgen del Rosario. Casado con Antonina Alcácer, también española. nacida el 10 de mayo de 1800. hija de Miguel Alcácer, oriundo del Reino de Valencia.

Vecino de Rosario, Don Pedro Tiscornia, cuenta el historiador Carrasco que tuvo la iniciativa de hacer un listado de los vecinos extranjeros del lugar en año 1842, y encontramos el nombre de Joaquín Deogracias de Ibarlucea, con lo cual podemos afirmar que fue uno de los primeros que habitaron Rosario (Alonso Sebastián y Guspí Terán Margarita)

En los terrenos, el sitio donde está ubicado el “casco histórico de Rosario”, y donde se construyó la actual Catedral pertenecía a la familia Ibarlucea, lotes heredados por su esposa de su bisabuelo Isidro Gómez Recio, que luego heredaría su hijo Melitón que construyó su casa y fue el último integrante de la familia que la habitó. La cual fue en 1922 adquirida a sus herederos y reformada por Odilo Estévez y Firma Mayor, hoy Museo Municipal de Arte Decorativo “Firma y Odilo Estévez” (declarada Monumento Histórico Nacional en 2011).

Reflexiones finales
Contamos una historia donde actores locales, protagonistas y pioneros de Rosario se encuentran en un contexto histórico- espacial donde la presencia de las tradiciones españolas no solo marcaron tendencias, sino que sentaron las bases de las instituciones locales.

Resta mucho por descubrir sobre los vínculos que nos unen a España en materia cultural e histórica.

Humildemente consideramos que es importante consolidar lazos, rehabilitando el pasado y fortaleciendo acciones conjuntas. En una tarea de descubrimiento mutuo, tal como se vislumbra en ésta pequeña historia de grandes personajes.

Quedan muchas otras que contar, instituciones y personas ligadas a ambas naciones por honrar. La voluntad de hacerlo y el reconocimiento de esa necesidad nos respalda.

Lic. Sylvia Lillyan Lahitte Helbling, antropóloga, coordinadora del Área de Gestión, Preservación y Recuperación de cementerios municipales, Responsable para Rosario de la Red Argentina de Cementerios Patrimoniales, Rosario,República Argentina.

Información de consulta:Contacto sylvialahitte@hotmail.com
    • Fuente: Cuadernos de Historia: Nro.6
      Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas "Mario J.Buschiazzo"
      Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
      Universidad de Buenos Aires (Abril de 1995)
      ARQUITECTURA EN LINEA© 1999
    • Alonso, Sebastián y Guspí Terán, Margarita, sin editar
    • Carrasco, Eudoro y Carrasco, Gabriel, “Anales de la Ciudad de Rosario”, Buenos Aires, 1897
    • Ielpi, Rafael Oscar, De inmigrantes y conventillos, La Capital, Vida cotidiana, Rosario, 1990
    • Http://www.pampa gringa.com.ar/Pueblos/Prov_sta_Fe/Rosario/Ibarlucea/NOTAS/hiat_Ibarlucea.htm
    • Héctor Gonzalez Day, ADACES, Asociación amigos del Cementerio El Salvador, Rosario, 2010
    • Plan Maestro para la mejora y la modernización de los cementerios municipales y del crematorio municipal, Rosario, 2011
    • Agradecemos la colaboración del Arquitecto Gustavo Fernetti, quien gentilmente accedió a brindarnos su asesoramiento.
    • FOTOSAlicia Ruiz





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