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sábado, 20 de marzo de 2010

Cementerio de El Sucu y SU PAREDON DE FUSILAMIENTO (GIJON) I

Hace ya tiempo que tengo un tanto descuidado  este blog, pues entre el trabajo y otras ocupaciones me es dificil afrontar a veces no tanto la redacción, sino el tener ideas para plasmar. Ha sido una reciente amiga las que me aportó la idea de traer a colación el tema de Cementerio del Sucu, que según el Wikipedia dice:

Construido en 1876 en la cara oeste del collado de Los Pericones, el Cementerio Municipal de El Sucu es el mayor recinto funerario de la ciudad de Gijón y el principal centro de inhumación del concejo hasta la inauguración del nuevo Cementerio Municipal de Deva el 22 de noviembre de 1999.[4]

El diseño primigenio consistía en una planta de tipo rectangular aterrazada en cuya parte superior se alojaban panteones de gran calidad. Posteriormente, a este núcleo inicial se le fueron añadiendo estructuras anexas como el Cementerio Civil de 1902, y la Capilla de 1904.
EL Sucu 119

Finalmente con el despegue demográfico de la ciudad a causa de la industrialización, este cementerio creció desproporcionadamente con la construcción de una serie de baterías de nichos estructurados en torno a una escalinata central que corre en dirección este-oeste.

En la actualidad, este reciento está delimitado por un muro perimetral de cemento y piedra de aproximadamente 3 metros de altura y posee cuatro entradas (dos principales este-oeste y dos accesos secundarios oeste-sur. Este cementerio ha quedado encastrado en el Parque de los Pericones tras su ampliación en 2007, y su conservación es bastante deficiente, e incluso ruinosa en algunos sectores, sin que se contemple por parte del Ayuntamiento de Gijón una remodelación inminente.

El nombre de El Sucu está íntimamente ligado a los ritos funerarios pre-históricos de la región ya que un sucu en asturiano significa un montículo de tierra o una arruga en el terreno,[5] lo que nos evoca un túmulo funerario (de modo que por extensión el sucu es el cementerio). También han trascendido expresiones populares ligadas a este y otros cementerios como "Llevaronlu pal Sucu" o "del Sucu naide sal".

Como tal cementerio tiene tres singularidades:

EL Cementerio Civil , que todavía se puede ver , y donde están enterrados diversos masones, entre ellos Rosario de Acuña, varios socialistas y evangélicos , o sea los heterodoxos del momento.

EL Sucu 142    EL Sucu 128
Vista de la parte del Cementerio Civil.

Luego estaría la parte de la Fosa Común , que tiene una presencia ya importante y que sufrirá toda una remodelación en breve y que traeré a colación en el momento oportuno .

EL Sucu 150

Hoy quería traer hasta estas páginas  otra de las singularidades  de este Cementerio del Sucu de Ceares de Gijón , y es el Muro de los Fusilamientos, EL PAREDON que ha dejado por varias razones una honda huella en la ciudad, tanto por la barbarie  que sufrieron aquellos que defendieron la legalidad republicana y la libertad como por la cantidad ,  ya que ante esas tapias fueron fusilados tres mil ciudadanos durante los años 1937-1941

Todos fueron fusilados contra las tapias del cementerio de Ceares por las tropas del ejército nacionalista al amanecer del día 10 de Enero de 1938. No habían transcurrido ni cuarenta y ocho horas desde la toma de Teruel por las fuerzas republicanas, tras la rendición del coronel Rey d'Harcourt. Fue la única vez, que se sepa, que soldados del Ejército regular nacionalista participaron en Asturias en la ejecución masiva de prisioneros republicanos condenados a pena de muerte. Esta tarea era desempeñada normalmente por la Guardia de Asalto y la Guardia Civil” Fuente Asturias Republicana.

Fruto de esa actuación y como modelo de Memoria Histórica desde hace años diversos grupos, entidades, personas individuales han dejado su testimonio, en forma de placas o flores , y que hoy, por sugerencia de esa amiga,  quiero repasar para que quede constancia para la historia.

EL Sucu 154
Vista del  Muro de los fusilamientos del Sucu de Ceares (GIJON)

Un frío 10 Noviembre de 1998  unas 15 a 20 personas , algunos de ellos miembros de la Logia Amigos de la Naturaleza y la Humanidad colocábamos sin mucha fanfarria  la primera placa de una logia en un paredón de fusilamiento . Este es el testimonio

La soledad era completa, asistieron al llamamiento muy pocas personas, y casi ninguna organización salvo los compañeros de la Sociedad Cultural Gijonesa, el resto se sitúo en lo correctamente político para  no verse mezclados con temas de compases y escuadras. Se rompía de este modo aquel hacer de antaño donde las logias iban en comandita con las organizaciones sociales, culturales y políticas para patentizar un lugar , su sitio en la historia. 

Y allí clavamos la placa de la Logia Amigos de la Naturaleza y la Humanidad, con espíritu abierto y amplio, pues sabíamos que tanto un bando como el otro, habían dado muerte a Hermanos Masones, aunque hay que reconocerlo, fueron más bien pocos, pues casi todos se fueron camino del exilio. 

En aquel momento:
La Gran Logia Simbólica Española, como estructura obediencial apenas si hizo algo más que darnos permiso para el uso de logotipos y títulos, y salvo por un suelto con foto, que publicó en Diario El Comercio, por quien era en aquellos momentos Venerable de la Logia, el acto no tuvo más repercusión. 

Había escaso sentimiento de pertenencia en el ámbito obediencial, y por tanto eso se manifestó en una ausencia total de representantes de la Gran Logia Simbólica Española y en una escasísima repercusión en el seno de la Obediencia. Si hoy se repasa sus cronicón en las paginas web de la organización, no queda rastro historiográfico de tal cuestión

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Placa de la Logia Amigos de la Naturaleza y Humanidad  de la Gran Logia Simbólica Española y parte de la comitiva que participó en colocación

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Diversas placas colocadas por lo familiares de los fusilados
EL Sucu 158
Placa colocada  por las Viudas de la Guerra Civil Rosario de Acuña  de 1993.

María de las Alas Pumariño Fernández, de 86 años,y fue la  presidenta y fundadora en 1977  falleció en la madrugada del sábado  en Gijón. dándose la noticia un 11 de marzo del 2002

Alas Pumariño logró agrupar tras el franquismo a las mujeres que, como ella, quedaron viudas en la guerra civil y que por el ideario republicano de sus maridos y de ellas mismas vivieron en el desamparo durante las cuatro décadas de la dictadura. A su lucha y tenacidad se debió el logro histórico de que el primer Gobierno democrático del posfranquismo, presidido por Adolfo Suárez, reconociera en 1979 los derechos sociales para los deudos de los combatientes republicanos y el pago de pensiones a sus viudas. Posteriormente obtuvo la ampliación de ese mismo reconocimiento a las viudas de los milicianos fallecidos durante la Revolución de Asturias de octubre de 1934.

María de las Alas Pumariño había nacido en Avilés el 22 de agosto de 1915. La muerte de su padre, cuando contaba 16 años de edad, le obligó a abandonar los estudios de Comercio e iniciar su vida laboral. En plena República contrajo matrimonio civil. Tras estallar la guerra en 1936, mientras ella prestaba servicios de enfermera a combatientes heridos y mutilados en el hospital de sangre del Gijón, su marido se alistó en el Ejército republicano y falleció en combate en el frente de San Cucao de Llanera (Asturias) dos meses antes del nacimiento de la única hija del matrimonio. Tras la ocupación de Asturias por las fuerzas fraquistas, su anterior empresa la despidió por ser 'una viuda roja'.

En 1947 contrajo segundas nupcias con un ex presidiario del franquismo y con el que tuvo tres hijos. Tras enviudar de nuevo en 1960, emprendió un largo itinerario en busca de trabajo, que le llevó de la Asociación de Viudas de la República Rosario Acuña,a Mallorca y Barcelona.

La Asociación de Viudas de la República la constituyó tras su jubilación. Organizó más de 200 asambleas y una campaña nacional para contactar con más de 4.000 viudas en su misma situación.-
Esta ha sido una de las primeras placas colocadas en el Muro de Sucu.

Luego a continuación tenemos  otra placa ya casi carcomida por la inclemencias del tiempo y es la referida a dos personas de Gijón cuya historia nos cuenta Laruelo en su blog Asturias Republicana:

EL Sucu 159
Placa en Memoria de Juana Álvarez Molina  Y Felicísimo García Casas

El tribunal militar nº 1 seguía celebrando consejos de guerra en Gijón. En uno de ellos, el primero que se celebró en la mañana del jueves día dos de Diciembre, compareció Juana Alvarez Molina. Juana tenía cuarenta años, estaba casada y era madre de siete hijos. Los mayores habían estado luchando en el frente como milicianos, los pequeños rondaban los seis años. La detuvieron en su casa de la calle Oriental, en La Calzada, el veinticinco de Noviembre y la acusaron de participar en manifestaciones y requisas. En realidad y como en tantos otros casos, la tomaron a ella como rehén pensando que así conseguirían que su marido, que era al que realmente tenían interés en coger, abandonaría el escondite donde estuviera oculto y se entregaría. Como vieron que pasaban los días y el marido no se entregaba, llevaron a Juana ante el tribunal militar para que la condenase a pena de muerte, como así fue. La fusilaron el día quince de Diciembre junto a un chico llamado Felicísimo García Casas, que tenía veinticuatro años, era natural de un pueblo de León y se había pasado a la zona republicana.

¿Cómo se iba a entregar el marido de Juana, Luis Laruelo, si había conseguido escapar a Francia en uno de los últimos barcos que salieron de El Musel? Pero a Luis Laruelo, obrero de la "Fábrica de Sombreros" de La Calzada, afiliado al sindicato "El Fieltro", de la CNT, miembro del Comité de Control que se incautó y dirigió la producción de dicha fábrica durante la guerra, le buscaban dos familias poderosas de Gijón: los Paquet, propietarios de la empresa, y García Rendueles, gerente de la misma. No lograron encontrarle, mataron a su mujer. Mejor dicho, lo mandaron, mandaron que se matase a su mujer. Y así se encontró Juana, madre de siete hijos, camino del paredón de Ceares. Cuenta la leyenda popular que al darse cuenta Juana de a dónde la llevaban, se aferró tan fuertemente a una de las barras del autobús o furgoneta en que la llevaban que los guardias solamente pudieron hacerla bajar después de cortarle una mano con una bayoneta.


Hasta aquí esta primera entrega.

Fotos @ Víctor Guerra
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