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martes, 20 de enero de 2009

Gijon. La tumba masónica de Enrique Valdés Villar


La barbarie de la reacción franquista llegó hasta los Cementerios, no se conformó con entrar en las logias y desvalijarlas y quedarse con archivos o propiedades, o detener a los masones y sangrarlos como a pulgones durante años.

La barbarie del "comandantin" no tuvo limites y llegó a los cementerios, no solo dando el  infernal “paseo” frente a las vallas de éstos, sino que se hizo mediante el Decreto del 21 de diciembre de 1938, que rezaba así: “Que todas las inscripciones o símbolos de carácter masónico o que pudieran molestar a la Iglesia católica, fueran eliminados de todos los cementerios de la zona nacional en el plazo de dos meses”.

Eso sí , tras la barbarie y llegada la democracia nunca la Iglesia ayudó a restituir lo arrancado...


La durísima andadura que ha veces han tenido que hacer los masones, a muchos le ha  obligado a  hacerse conservadores a la hora de la muerte, ya no hablamos de los que comulgan con las creencias cristianas o católicas, sino aquellos que queriendo tener unas exequias librepensadoras han tenido que plegarse, bien por sus familias, o por otros motivos a la hora de la ceremonia del enterramiento en muchísimas ocasiones  hubo de  maquillarse la muerte del familiar masón con el manto crístico de ritual católico.

Al hilo de lo que hablamos nos encontramos que en Asturias,  donde son escasos los restos funerarios con símbolos masónicos, nos encontramos con la única  tumba , en la cual el finado que era masón , decidió que se le enterrase con los símbolos que le fueron propios,  y así tenemos la tumba de Enrique Villa Valdés, sita en la parte civil del Cementerio del Sucu (Ceares) en la ciudad de Gijón (Asturias)

El que hecho de que llegara este enterramiento en estas condiciones,  creo que por un lado no era posible  dejar a un muerto sin  la tapa de su tumbas, aunque  también creo que cooperó a que tales símbolos escaparan de la razzia franquista debido a  la mala calidad del materia de la lapida, que hizo que el Compas y la Escuadra inscrita en ella, enseguida se engreneciese y se llenara toda ella de un cierto musgo que "disimuló" a la perfección los símbolos masónicos y pasara a la historia como la única tumba con signos masónicos  de Asturias

Pero quien fue Enrique Villar Valdés…?

 ¿ Quién era este significado personaje que hizo grabar en su última morada tales signos...? 

Sabemos que Enrique era un propietario con residencia en La Isla (Colunga) donde nace el 23 de Noviembre de 1856. De este francmasón colungués hay  muy parca la información existente, que es de algún modo una constante en la mayoría de los expedientes masónicos se inicia en la masonería en el seno de la Respetable Logia Jovellanos 337 en febrero de 1913 con el simbólico de Sella” que, el 6 Noviembre de 1914, es exaltado al grado de Compañero (2º); [ii] y que un año más tarde, en Diciembre, entra en la Cámara de Maestros al ser exaltado al grado correspondiente de Maestro Masón (3º). En 1916, se hace cargo de la secretaría del taller, con del grado de Maestro Perfecto (4º), tres años más tarde ocupará el cargo de 1º Vigilante adjunto.

Cementerio Sucu 012

Valdés Villar, al igual que el resto de hermanos, pasa en Diciembre de 1923 al nuevo taller Jovellanos 1; (bajo la adscripción de la Gran Logia Regional del Noroeste) y va desempeñando varias tareas hasta que este taller comunica al Gran Oriente y al resto de la obediencia, en su boletín del Mayo de 1927, “...que el H:. Enrique Valdés Villar con el grado capitular de Maestro Elegido de los Nueve (9º), ha pasado al Oriente Eterno”.

Su actividad cultural está relacionada fundamentalmente con la Escuela Neutra Graduada que estaba situada, en un primer momento, en el mismo edificio de la Logia Jovellanos, en el nº 34 de la calle Menéndez Valdés. Más tarde todo ello se trasladaría a la Calle de la Playa donde se ubicaría la sede de la logia Regional del Noroeste y todos los talleres dependientes de ella, como la Logia Riego y el Capítulo de Caballeros Rosacruces Vigilantes de Asturias, en el amplio local que se construyó también encontró un hueco las actividades de aquellos que abdicaban de la formación religiosa, y cuyos enemigos la apodaban como “La Escuela sin Dios” .

Según el informe anual del taller que elabora como venerable Alberto de Lera, se comenta que en dichas aulas estudiaban 63 chicos de pago y 17 con la instrucción gratuita, y su financiación venía de partidas como la que aportaba el Ayuntamiento de Gijón, cifrada en aquellos momentos en una ayuda de 1.000 ptas anuales, y de las propias capitaciones de los hermanos masones, tal y como se recoge en un informe al Gran Consejo Federal Simbólico en 1916:

.... a la Logia Jovellanos y especialmente al esfuerzo de algunos H:. que la integran,- los miembros de la logias asturianas estaban obligados a capitar una parte para la Logia y otra para sostenimiento de tal proyecto -, Se debe que aún subsista un centro donde la infancia puede recibir instrucción alejada del dogmatismo y rutinas que castran las inteligencias y cuyos resultados tocamos continuamente en todos los órdenes de la vida social.

Entre esos hermanos francmasones se encontraba Valdés Villar, que aparte de sus capitaciones y donativos, todos los años hacía un donativo especial, como así se recoge en las actas de la Sociedad de Amigos de la Enseñanza, de Marzo 1925, donde se indica “se envíe una comunicación de agradecimiento a D. Enrique Villar Valdés por su donativo anual “.

El 23 Abril de 1927 Enrique Valdés Villar pasa al Oriente Eterno y como tal es enterrado en Gijón, su lápida será sufragada por la GLRN, y su sepultura es adquirida en propiedad por 250 pesetas un mes más tarde por su hermana de sangre, que vivía en el barrio de La Pipa en Somió. En la actualidad, sus restos aún reposan en el Cementerio del Sucu, esperando que algún proyecto de los actuales librepensadores asturianos en pro de la dignificación de los cementerios pueda enmendar el deterioro que sufre tan célebre tumba.

[i] Término que utiliza Miguel Figueres i Vallés en su libro de Porqué Franco no fue Masón 1982.

[ii] Este es el segundo grado del simbolismo, adoptado además por todos los ritos.

Textos y Fotos @  Víctor Guerra

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